jueves, 24 de octubre de 2013

Mi adorada Provenza


Si hay un lugar en el mundo en donde me gusta perderme es sin lugar a dudas: la Provenza, en Francia. Si además, puedo hacerlo a finales de julio, coincidiendo con  la grandiosidad de los campos de Lavanda en flor, el placer ya es inmenso.

La zona de la Provenza conserva la armonía de las costumbres rurales con el señorío de la zona. Cada rincón que descubres lo envuelve una paz y sosiego que hace del entorno un  recuerdo diferente aunque repitas cada año.

Recorrer sus carreteras estrechas flanqueadas por árboles que divisan a lo lejos la mezcla de los campos de olivo, viñedos y sus inigualables campos de lavanda, es toda una experiencia.

Recomendamos la parada en Coustellet, lugar en donde se encuentra el Museo de la Lavanda, en su interior una tienda con todos los productos inimaginables creados con el aroma de esta planta de una excepcional calidad que no me canso de consumirlos.


Pregunta, cada día, donde se celebra el mercadillo provenzal de la semana y visítalo. Experimentarás algo único. Los artesanos te harán probar los productos que ellos mismos elaboran en sus casas con género autóctono de la zona, encontrarás todos los diseños textiles típicos provenzales a unos precios más económicos y vivirás lo que son las costumbres de esta idílica zona.

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